- Dolor articular que se alivia con el resposo
- Rigidez articular matutina
- Deformidad en las articulaciones
- Crujidos articulares
Diagnóstico:
El primer paso es establecer si el dolor es de tipo mecánico o de origen inflamatorio; esta diferenciación clínica es muy importante, puesto que las lesiones de causa mecánica, como la artrosis y las lesiones musculares, de tendones o de ligamentos, tienen buen pronóstico; los procesos inflamatorios, como la artritis y los tumores, son potencialmente graves, o malignos.La radiografía es la prueba complementaria más útil para el diagnóstico, puesto que revela signos característicos de la artrosis; entre ellos destacan los osteófitos, proliferaciones óseas localizadas en los márgenes articulares, y las geodas, cavidades patológicas en el hueso.
El estudio del líquido sinovial, cuando es posible su obtención, suele ser de gran ayuda porque su aspecto permite diferenciar entre un proceso mecánico y uno inflamatorio.
Tratamiento:
El tratamiento del dolor causado por la artrosis consiste en el reposo y la administración de analgésicos suaves como el paracetamol. Pocas veces se requieren antiinflamatorios, que se reservan para los casos en que hay inflamación y se emplean sólo durante unos días.
La dieta vegetariana por su efecto diurético y remineralizante, ayuda a controlar el peso del paciente, ya que la obesidad es una de las principales complicaciones de la artrosis. Entre los vegetales aconsejables destaca el apio, soja, champiñones; también evitar el café, té, aditivos y alcohol.
La terapia ortomolecular; para favorecer la renovación de las fibras de colágeno del cartílago articular se recomiendan compuestos de hidrolizados de gelatina y colágeno y vitaminas del complejo B, que alivian el dolor, favorecen la movilidad de las articulaciones y mejoran la circulación de la sangre local, así como los minerales magnesio, silicio y cinc. Para frenar la degeneración se recomiendan las vitaminas antioxidantes A, C y E.Terapias con plantas; la fitoterapia, orientada a proteger las células encargadas de la regeneración del cartílago. Con este objetivo se recomiendan cápsulas de ginkgo, que mejora la circulación de las articulaciones, la alfalfa, los tallos estériles de la cola de caballo y la raíz de la grama de las boticas; se recomienda jarabes de frutas del escaramujo, el grosellero negro y el frambueso, que aceleran la incorporación de azufre en la estructura del cartílago gracias a su alto contenido en vitaminas C.
La aromaterapia, empleando aceites esenciales que mejoran la inflamación, relajan la musculatura y alivian el dolor, como los de enebro, mostaza, cayeput,gaultería y trementina.
Terapias físicas; es preciso realizar una actividad razonable y de forma cotidiana para reforzar la estructura muscular. La hidroterapia, geoterapia, termoterapia y electroterapia, son algunas terapias que ayudan a conseguir efectos beneficiosos en la enfermedad combinando terapias manuales como la reflexoterapia, quiropraxia y técnicas de relajación.
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