miércoles, 1 de septiembre de 2010

OSTEOPOROSIS

Síntomas y Signos:
  • Asintomática
  • Fracturas espontáneas de cadera, vertebrales y del antebrazo: dolor, deformidad y alteración de la movilidad.
La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la disminución de la masa ósea y el deterioro del tejido óseo, con el consiguiente aumento de la fragilidad del hueso y un riesgo de sufrir fracturas. Es una enfermedad sistémica, asintomática y puede pasar desapercibida durante muchos años hasta que finalmente se manifiesta con una fractura.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha planteado como criterio diagnóstico de la osteoporosis la existencia de una densidad mineral ósea inferior al valor medio de la masa ósea en mujeres jóvenes sanas en más de 2,5 desviaciones estándar. La osteoporosis es la enfermedad ósea más frecuente ; se calcula que la padecen el 30 - 40% de las mujeres y el 50% de las personas mayores de 75 años de ambos sexos.


El origen de la osteoporosis debe buscarse en los factores que influyen en el desarrollo y la calidad del hueso. El riesgo de padecer osteoporosis vendrá determinado por el nivel máximo de masa ósea que se obtenga en la edad adulta y el descenso producido por la vejez. Además del envejecimiento, en su aparición intervienen factores genéticos y hereditarios. Las hijas de madres que tienen osteoporosis, por ejemplo, adquieren un volumen de masa ósea inferior que el de hijas de madres con huesos normales, y lo mismo sucede con gemelos univitelinos.


La desnutrición, la mala alimentación, el escaso ejercicio físico y la administración de algunos fármacos también pueden favorecer la aparición de la osteoporosis. Sin embargo, la menopausia es uno de los factores que más influye en su desarrollo en las mujeres, ya que la desaparición de la función ovárica provoca un aumento de la resorción ósea.


Durante la tercera edad se pierde cerca de un 1 por ciento de masa ósea por año, aunque algunas mujeres pueden llegar a perder entre un 3 y 5 por ciento al inicio de la menopausia. Si a esto se suman las consecuencias propias de la vejez (pérdida de fuerza muscular, problemas visuales, etc.), el riesgo de sufrir fracturas se dispara. La mujer es más propensa a padecer esta enfermedad debido a la reducción de los niveles de estrógenos durante la menopausia. Sin embargo, en los últimos años han aumentado los casos de hombres que sufren fracturas, especialmente de cadera, por osteoporosis. La valoración de los factores de riesgo es importante porque permite corregirlos y aplicar tratamientos preventivos.

Diagnóstico:
Generalmente esta la osteoporosis no se detecta hasta que aparecen síntomas clínicos claros, como la reducción de la estatura y las fracturas. Estas se producen normalmente en las vértebras torácicas y lumbares, el cuello, el fémur y el radio distal. Al tratarse de una enfermedad asintomática, hasta la presentación de sus complicaciones óseas es necesario un diagnóstico precoz, que viene inducido por la historia clínica, con análisis de factores genéticos, nutricionales, ambientales y factores de riesgo, así como la determinación de marcadores bioquímicos de edad ósea y la medida del contenido mineral óseo mediante densitometría.

En primer lugar es necesaria una exploración física que debe incluir una medición de la talla para detectar su pérdida. También son útiles las radiografías del perfil de la columna lumbar y dorsal para descartar la presencia de fracturas vertebrales. Para detectar la osteoporosis antes de que se manifiesten los síntomas se puede medir la densidad de los minerales óseos (Densidad Mineral Osea/DMO) a través de una densitometría.


Marcadores bioquímicos de la remodelación ósea; el hueso es una parte dinámica del organismo sometida a un proceso constante de renovación, que consiste en la destrucción del tejido óseo viejo y su sustitución por tejido nuevo. En la menopausia es mayor la destrucción del tejido óseo que su formación, lo que conduce a una pérdida de la densidad ósea. Es posible valorar este recambio ósea a partir de diversos parámetros, llamados marcadores de remodelación ósea, que incluyen los niveles de calcio, fósforo, fosfatasa alcalina y vitamina D en la sangre y la eliminación de calcio, fósforo e hidroxiprolina en la orina. Estos marcadores permiten descartar otras enfermedades de origen metabólico, predecir el riesgo de osteoporosis y controlar la respuesta a determinados fármacos.


Tratamiento:
Los fármacos que se emplean en la actualidad para combatir la osteoporosis consiguen detener la reabsorción ósea y evitar la pérdida del mineral. Son los llamados inhibidores de la reabsorción entre los que se encuentran, los estrógenos, las calcitoninas, los bifosfonatos (etidronato, alendronato y risedronato), los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos (raloxifeno) e incluso las estatinas, unos fármacos que inicialmente se empleaban para combatir el colesterol. Completan este tratamiento, la vitamina D y el calcio, bien procedente de la alimentación natural (leche y sus derivados) o de suplementos.

Todas estas estrategias terapéuticas revierten el proceso de pérdida de hueso, pero no generan nuevo. De ahí la innovación que supone la reciente aprobación en la Unión Europea de un fármaco que consigue formar tejido óseo. Se trata de la molécula teriparatida, una parathormona recombinante humana que actúa incrementando el número y la actividad de las células que forman hueso, los osteoblastos y así añaden hueso nuevo al que está deteriorado por la osteoporosis. La calcitonina reduce el riesgo de nuevas fracturas vertebrales en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis establecida; se administra por vía intranasal. El fluor hasta hace unos años se propugnaba su empleo, pero posteriormente se desaconsejó debido a los resultados contradictorios obtenidos; se encuentra en investigación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario